Crítica de «Guardianes de la Galaxia Vol. 2» (Spoilers)
Advetencia: la siguiente crítica contiene spoilers de la película.
Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es la decimoquinta película del MCU, y es una suerte de bicho raro en la franquicia. Y eso no se debe precisamente a que en el equipo que le da su nombre participen un mapache y un árbol parlante bebé. Por el contrario, ya eso a nadie le parece extraño. Esta entrega de Guardianes se diferencia de las demás películas del MCU recientes en que se siente justamente como lo que es: una película, y no una pieza más del engranaje masivo de historias que conllevan a Infinity War. No hay Piedras del Infinito ni un cameo de Thanos, aunque ambos son mencionados en algún momento. Guardianes 2 es, ante todo, una historia profundamente personal sobre Peter Quill (y sus padres) y sobre un equipo-familia aún en formación.
Como su antecesora, el punto fuerte de la película es su corazón. Las películas de los Guardianes tienen lo que, a mi juicio, le faltó a Suicide Squad, por ejemplo: personajes queribles, que evolucionan y con los cuales uno empatiza (comparo ambas pues tienen premisas relativamente similares, donde el foco está puesto en un grupo de “héroes” poco convencionales). Drax está más disfrutable que nunca, su peculiar sentido del humor e inhabilidad para detectar sarcasmo, así como su ácida franqueza, lo hacen un personaje muy divertido. Rocket vuelve a hacer de la suyas, recordándonos a aquel amigo un poco altanero y temperamental, pero de buen corazón. Gamora nos muestra que bajo su dura y fría fachada se esconde una historia de maduración y crecimiento, y que, aunque intente ocultarlos, está llena de sentimientos. Groot, más adorable que nunca, está ahí para robarse todas nuestras sonrisas. Star-Lord vuelve más resuelto, heroico y con habilidades de líder, enfrentando un difícil reencuentro con su padre biológico. Incluso Nebula nos demuestra que nadie está exento de la redención, ya que hasta ella reconoce al final albergar algo de cariño por su hermana.
Pero definitivamente el personaje que se roba la película es Yondu, una figura poco agradable en la primera película, pero que se terminó ganando nuestro cariño. Es justamente su redención y muerte lo que hacen esta película tan emotiva (sin ir más lejos, estaban todos llorando en cine al final cuando la vi), entregando un potente mensaje: uno muchas veces busca lo que tiene justo frente a sus ojos, aunque no sea exactamente como lo imaginó. Yondu fue, para bien o para mal, el padre de Peter; quien lo acompañó en su juventud y lo salvó de una potencial muerte a manos de su verdadero, y más nefasto, padre biológico. Esta idea de que muchas veces la familia no sigue los roles tradicionales, sino que simplemente se orienta en torno a aquellos que nos quieren y acompañan durante la vida, sumado a que los Guardianes son en sí una familia, cobra un sentido particularmente importante en el contexto actual. Finalmente, Guardianes 2 nos dice entre líneas que no existe una receta para la familia perfecta, que ésta puede tomar cualquier forma, en tanto haya cariño y preocupación.
La música de la película, como en su antecesora, queda perfecta para la vibra y estética propuesta. El feel ochentero le ha sentado tan bien a Guardianes que pareciese ser que ahora Thor lo replicará con su tercera parte. Mención especial para “Father and Son” de Cat Stevens después del sacrificio de Yondu. Los efectos visuales y escenas de acción no decepcionan tampoco, siguen a la altura de lo que estamos acostumbrados en el MCU. Curiosamente, la primera Guardianes tenía mucho de Star Wars, pero su secuela, a mi juicio, tiene un tono mucho más parecido al de Star Trek (al menos al Star Trek de J.J. Abrahams). Un punto en contra es que durante la primera mitad de la película me pareció que el tema de las bromas cayó en el exceso, y esto es algo que Marvel deberá trabajar en el futuro. Es importante preocuparse que el humor característico del MCU no caiga en el terreno de lo trivial, y que sus películas no se vuelvan meras comedias. Valoro que intenten aligerar el tono de estas películas con bromas, pero debe haber más cuidado ahí para que estas sean precisas y no ridiculicen la película.
No olvidemos comentar acá un par de Easter Eggs y teases de lo que se viene en el futuro del MCU. Si se quedaron en los créditos verán que se confirmó algo que veíamos venir con los recientes comentarios de James Gunn: la aparición de Adam Warlock, finalmente, en el Universo Cinematográfico. Al parecer serán los soberanos, en particular Ayesha, los responsables de su creación. ¿Lo alcanzaremos a ver en Infinity War? Muy divertido y proclive a especulación es el cameo de Stan Lee: pareciese confirmar la teoría de los que se toman más en serio sus roles, de que Stan sería Uatu, the Watcher. Los más ávidos habrán reconocido, de nuevo, a Howard the Duck durante la película. Sería genial que se volviese un cameo recurrente en las películas cósmicas de Marvel. Por último, la promesa de venganza por parte de Nebula hacia su autoritario padre, sugieren un reencuentro adrenalínico con Thanos, Nebula y Gamora en Avengers: Infinity War.
Siendo que la próxima vez que veamos a los Guardianes será en un crossover masivo, donde habrá poco espacio para seguir explorando a cada uno en profundidad, se agradece este respiro de tanto world-building en el MCU, para enfocarnos en una historia personal y, sobre todo, con corazón. Respecto a si la película en sí es más entretenida o no que su antecesora, queda a juicio de cada uno, pero Guardianes 2 es un gran aporte al MCU por cuanto es capaz de sostenerse a sí misma sin recaer en otras películas Marvel, algo que hoy por hoy se aprecia bastante.